
Es el sonido que ha poblado en este blog desde hace un tiempo, pero todo tiene explicación, como no. Desde luego todos sabemos que cuando morimos pasamos a la no-vida en la cual escribimos en internet, que acabamos comiendo por vicio y que tenemos una relación amor-odio con los vivos. :)
En fin, a lo que vamos, el otro día (¡el mejor recurso para no poner fecha!) iba a conectarme con mi móvil, pero vi que no tenía batería... ¡horror y caos! Como no, cogi el cargador y tras batallar desenredando el... ¡precioso! cable, me dispuse a enchufarlo, pero en el interruptor vi algo que hizo estremecerse a mi pútrido corazoncito zombie. En los agujeros donde va el enchufe, habían puesto huevos unas cucarachas, que dulzura :) Desde luego, no podía enchufar mi cargador y destruir a esas pobres criaturicas, así que esperé, cuidando pacientemente.
Como la madre de esas cucarachitas no volvía, cumplí con su tarea cuando nacieron 134 preciosas cucarachas. ¡Les puse nombre y aprendí a diferenciarlas! (Eufemia hace unos ruidos monísimos cuando duerme ^^)
Pero todo lo bueno acaba, y ya las cucarachas se han hecho mayores, ¡cómo pasa el tiempo! Y pensar que hace nada las mecía entre la descomposición de la piel de mis brazos... Sniff, echare de menos a esas pequeñinas.
Al menos, he cargado el móvil.
Dulces pesadillas sucios vivos.
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